"Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria." Salmo 73: 24.
De día en día y de año en año
mi fe cree en la sabiduría y en el amor de Dios, y yo sé que no habré
creído en vano. Ninguna buena palabra Suya ha sido en vano, y yo estoy
seguro de que ninguna caerá en tierra.
Me pongo en Su mano para que me guíe. Yo no sé el camino que he de
elegir: el Señor habrá de elegir por mí mi herencia. Yo necesito consejo
y guía; mis deberes son intrincados y mi condición es comprometida. Yo
consulto al Señor de la misma manera que antiguamente el Sumo Sacerdote
consultaba su Urim y su Tumim. Yo busco el infalible consejo de Dios por
encima de mi propio juicio o del consejo de amigos. ¡Glorioso Jehová,
Tú has de guiarme!
Pronto vendrá el fin: unos cuantos años más y
habré de partir de este mundo para ir al Padre. Mi Señor estará cerca de
mi cama. Él me recibirá en las puertas del cielo: Él me dará la
bienvenida a la tierra de gloria. No seré un extraño en el cielo: mi
propio Dios y Padre me recibirá en la eterna bienaventuranza del cielo.
GLORIA SEA DADA A ÉL, QUE HA DE GUIARME AQUÍ, Y ME RECIBIRÁ EN EL MÁS ALLÁ. AMÉN.
GLORIA SEA DADA A ÉL, QUE HA DE GUIARME AQUÍ, Y ME RECIBIRÁ EN EL MÁS ALLÁ. AMÉN.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario