viernes, 26 de diciembre de 2014
¡GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS, Y EN LA TIERRA PAZ, BUENA VOLUNTAD PARA CON LOS HOMBRES!
Con toda la humildad que rodeó el nacimiento de Cristo, sin embargo hubo mucho que era glorioso, mucho que era honorable. Ningún otro hombre tuvo jamás un día de nacimiento como Jesucristo lo tuvo. ¿De quién más habían escrito los profetas y los videntes como escribieron de Él? ¿Cuál nombre está grabado en tantas tablillas como el Suyo? ¿Quién tuvo tal rollo de profecías, todas apuntando a Él como Jesucristo, el Dios-hombre? A continuación recuerden en relación a Su nacimiento: ¿cuándo colgó Dios una lámpara en el cielo para anunciar el nacimiento de César? Pueden nacer muchos Césares, y pueden morir, pero las estrellas nunca profetizarán sus nacimientos. ¿Cuándo se inclinaron los ángeles desde el cielo alguna vez, para cantar las sinfonías corales acerca del nacimiento de un hombre poderoso? Nunca; todos los demás son pasados por alto. Pero vean, hay una grandiosa luz brillando en el cielo, y se escucha un himno: "¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!"
— Charles Spurgeon.
http://www.spurgeon.com.mx/sermon2392.html
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